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SUCESOS

LUNES 3 DE OCTUBRE DEL 2011

Tribunales de Apelaci—n entran en funcionamiento

En diciembre habr‡ un nuevo sistema para apelar sentencias

CIDH los exigi— como una segunda instancia de revisi—n integral de los fallos

Sala Tercera queda ahora habilitada solo para resolver casos excepcionales

Carlos Arguedas C. carguedasc@nacion.com 10:20 a.m. 02/10/2011

En dos meses, el pa’s estrenar‡ un nuevo sistema para la apelaci—n de sentencias, el cual permite al ciudadano que una segunda instancia revise el primer fallo.

Se trata de la entrada en funcionamiento, a partir del 9 de diciembre pr—ximo, de los Tribunales de Apelaci—n de Sentencia.

JosŽ Manuel Arroyo, presidente de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, calific— este hecho como el m‡s importante en el sistema judicial penal de los œltimos tiempos.

Advirti— que as’ se cumple con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en agosto del 2004, cuando resolvi— el caso del periodista Mauricio Herrera y La Naci—n contra el Estado, dispuso que el pa’s deber’a contar con una segunda instancia, ante la que se pueda recurrir contra las sentencias.

ÒEse requisito aparece en el art’culo 8, inciso 2, punto h de la Convenci—n Americana de Derechos Humanos, art’culo que el pa’s debe acatarÓ, afirm— Arroyo.

Segœn datos estad’sticos del Poder Judicial, al finalizar el 2010 los Tribunales de Casaci—n resolvieron 347 casos y quedaron en tr‡mite 740. En tanto, la Sala Tercera fall— 1.470 asuntos y siguieron pendientes 1.420 asuntos.

En tanto, jueces de varios tribunales, coincidieron en que esta reforma vendr‡ a alargar la duraci—n del proceso penal y a saturar despachos, con el consecuente costo para la administraci—n.

Duro camino. JosŽ Manuel Arroyo dijo que, tras la condena por el caso de Mauricio Herrera, hubo varios intentos por subsanar el problema, pero, en seis informes de seguimiento, la CIDH objet— a Costa Rica porque no cumpl’a con lo dispuesto en aquella sentencia.

ÒEn noviembre del 2010, la CIDH dio por cerrado el caso Herrera pues dijo que el Estado hab’a reformado satisfactoriamente el sistema con la creaci—n de los Tribunales de Apelaci—nÓ, precis— Arroyo.

Esos despachos eliminar‡n a los actuales Tribunales de Casaci—n Penal. Funcionar‡n en cuatro lugares: Goicoechea (con tres secciones y nueve jueces), San Ram—n, Cartago y Santa Cruz (que contar‡n con dos secciones y seis jueces, cada uno). Adem‡s, se tendr‡ en Goicoechea un Tribunal de Apelaciones de Penal Juvenil (con dos secciones y seis jueces).

En total ser‡n 33 jueces. Todos los fallos que emitan ser‡n como tribunal colegiado (de tres miembros). Arroyo dijo que las resoluciones, ya sean de Tribunales Unipersonales o de Tribunales Colegiados, podr‡n ser impugnadas ante los Tribunales de Apelaciones.

En el caso de que el fallo no sea recurrido, luego de un plazo de 15 d’as h‡biles adquiere firmeza. En estos casos no se podr‡ llevar el asunto a casaci—n.

Arroyo explic— que los Tribunales de Apelaciones har‡n una revisi—n integral del fallo, incluida la legalidad del procedimiento, y ordenar‡n los reenv’os respectivos.

Restringido. JosŽ Manuel Arroyo dijo que, a partir de ahora, la Sala Tercera solamente recibir‡ asuntos excepcionales.

ÒLos fallos de la Sala estar‡n dirigidos a orientar el sistema a travŽs de sentencias muy bien elaboradas y fundamentadas. Se aceptar‡n asuntos en los que se objete una violaci—n al debido proceso y casos donde existan asuntos contradictoriosÓ, precis—.

Segœn el presidente de la Sala III, el recurso de casaci—n no ser‡ una tercera instancia, sino Òun recurso extraordinario, formal y cerrado; la apelaci—n se garantiza con los nuevos tribunalesÓ.

Arroyo dijo que, con la entrada de esta nueva legislaci—n, desaparece el recurso de revisi—n.

Explic— que se est‡ en una fase de transici—n, y que aquellos asuntos presentados tanto ante la Sala como ante los Tribunales de Casaci—n seguir‡n el tr‡mite normal.

Solo en los expedientes donde se aleg— que la sentencia no puede ser recurrida ante una instancia superior, se les dar‡ la posibilidad de readecuar el recurso hacia los Tribunales de Apelaci—n.

La auditor’a del Poder Judicial, en un informe del 4 de mayo pasado, se–al— que el cambio significar‡ un costo adicional de ¢70 millones en pago de alquiler y plazas nuevas.